Destrozando mitos: El Ragnarok

 


Esta visón del fin del mundo amenaza con terminar a varios personajes conocidos

Hola, ficcionarios

¿Cómo les va? Yo estoy lista para empezar octubre con todo, y es por ello que les traigo un mito que definitivamente va con la temporada. Seguramente han oído hablar del temible Ragnarok, pero hoy por fin van a comprender como es que se supone que ocurrirá dicho desastre.

¿Están listos para conocer el mito a fondo? Empecemos.


El Ragnarok

El mito del Ragnarok es una de las historias más fascinantes y complejas de la mitología nórdica. Hoy viajaremos a través de esta leyenda del fin del mundo, y por todos los detalles épicos que la hacen tan memorable.

Todo comienza con un tiempo de paz en el mundo de los dioses, los Aesir, pero incluso en medio de esa calma, hay signos oscuros de lo que está por venir. La primera señal del Ragnarok es la llegada del Fimbulvetr, un invierno sin igual. No será un invierno cualquiera, sino uno que durará tres años seguidos sin verano, cubriendo la Tierra con frío, hambre y caos. Durante este tiempo, la humanidad comenzará a pelear entre sí, los vínculos de familia y amistad se romperán, y la moral desaparecerá. Las traiciones y asesinatos estarán a la orden del día y el inicio del fin hará su aparición.

Pero lo más aterrador aún no ha comenzado.

Cuando el Fimbulvetr finalmente llegue a su punto máximo, los verdaderos enemigos de los dioses se levantarán. Loki, el dios del engaño y quien fue encarcelado por lo ocurrido con Balder, logrará escapar. Junto a él, liberará a sus hijos monstruosos: Fenrir, el enorme lobo destinado a devorar al mismo Odín, y Jörmungandr, la serpiente de Midgard, tan grande que rodea todo el mundo. Con los tres libres, el caos se desatará por todos los rincones.

Desde el este, se escuchará el estruendo de Naglfar, el barco hecho con las uñas de los muertos, el cuál transportará a los gigantes hacia la batalla final. Desde el sur, llega Surt, el gigante de fuego que traerá consigo un ejército de llamas para destruir los cielos y la Tierra. Los dioses, sabiendo que no hay escape a su destino, se preparan para la batalla final.

El campo de batalla se llamará Vigrid, un lugar tan vasto que puede albergar a todas las fuerzas de la creación. Los dioses, liderados por Odín, se arman para enfrentarse a sus antiguos enemigos. Thor, el dios del trueno, se prepara para luchar contra Jörmungandr, la serpiente gigante, en una batalla que será tan intensa que ambos terminarán matándose mutuamente. Odín, el rey de los dioses, se enfrentará al lobo Fenrir, pero a pesar de su poder, será devorado por la bestia. En un acto de venganza, su hijo Vidar acabará con Fenrir, desgarrando sus fauces abiertas.

Freyr, el dios de la fertilidad y el sol, se enfrentará a Surt, pero, habiendo entregado su espada mágica en el pasado, será asesinado por el gigante de fuego. Loki, el gran traidor, se enfrentará a Heimdall, el guardián de los dioses, y ambos morirán, el uno a manos del otro.

En medio de la batalla, Surt levantará su espada en llamas y el fuego consumirá la Tierra. Los mares se alzarán, las montañas se derrumbarán, y el cielo se partirá en dos. No quedará rincón del mundo que no sea tocado por la destrucción. Todo será reducido a cenizas.

¿O no?

Después de la destrucción, el mundo se hundirá en el caos. Sin embargo, de los escombros surgirá una nueva Tierra, verde y fértil, renacida. Dos humanos, Líf y Lifthrasir, sobrevivirán escondidos en el árbol Yggdrasil y repoblarán el mundo. Algunos dioses también sobrevivirán, como Vidar y Vali, los hijos de Odín, así como los hijos de Thor, quienes heredarán el poderoso martillo Mjölnir. Es así que un nuevo ciclo comenzará, y con él, la esperanza de que esta vez la paz perdure.



Dato importante: Si bien es cierto que el Ragnarok es una historia de desesperación, destrucción, y muerte, también podemos ver renovación y luz. Incluso en el final más oscuro, siempre hay una chispa de esperanza y la posibilidad de un nuevo comienzo. Así lo imaginaron los vikingos, como una advertencia de que todo, incluso los dioses, tienen un final. No obstante, también se puede ver como un recordatorio de que, después del caos, siempre puede venir algo mejor.



Jess Castz

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