Y nos metemos a terrenos pantanosos con este tema, o sino díganme,
¿Cuántos no se han dado cuenta de que sus protagonistas comparten los mismos guiños
o las mismas frases, entre ellos?
No sé ustedes, pero a mí me pasa a cada rato, al grado que mis lectores
cero suelen jalarme las orejas cada que me atrevo a aparecer con una novela o
relato con esos errores (si me están leyendo, ¡lo siento! Intentaré ya no meter
la pata con eso). ¿Qué puedo decir en mi defensa? Me cuesta mucho trabajo el
idiolecto y todo lo que eso implica, o por lo menos eso me pasaba hasta hace
unos meses.
No se preocupen que no me voy a quedar con el secreto para llevármelo a
la tumba, ni nada que se le parezca. Les platicare cuales fueron los ejercicios
que de a poco me fueron ayudando al momento de escribir los diálogos de mis
personajes para que ustedes no terminen sufriendo lo mismo que yo (y que mis
lectores), pero para esto hare uno de mis ya típicos conteos para que no se me
confundan.
Ahora sí, no los distraigo. Comencemos.
1.- Personalidad = Habla
Ok. Este consejo me lo dio una de mis maestras de literatura juvenil y
se resume con la siguiente pregunta, ¿Si ya sabes cuál es la personalidad de tu
protagonista (o secundario), por qué no usas eso a tu favor?
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¿Cómo creen que es su modelo de habla? |
¿Qué cómo va esto? Fácil. La maestra solo me dijo que si el personaje
era muy serio o tímido, que limitara sus diálogos a modo de que solo dijera lo
necesario. Igual con alguien alegre y servicial que necesita estar hablando a
cada rato para que los demás no se sientan incomodos con los silencios, etc.
etc.
El chiste de todo esto es identificar los rasgos más importantes de tu
personaje (si no sabes cómo seleccionar la virtudes de más peso en ellos, te
dejo la entrada de Gabriella Campbell sobre la regla de tres. Salva la vida
leerla), y en base a ellos ir modificando los diálogos a modo de que tengan
coherencia con su personalidad.
Pero, ¿Qué pasa cuando los defectos se hacen presentes en cierta escena?
Lo mismo. Se fiel a la personalidad de tu protagonista (o secundario) y veras
que poco a poco se ira notando una mejora en los diálogos.
2.- La
educación te salvara
Una pregunta para comenzar, ¿Hasta
qué grado académico curso tu personaje? ¿Tiene un doctorado en física nuclear?
¿Se quedó en la secundaria? Sea lo que sea, demuéstralo.
¿Qué cómo haces eso? Bueno, para
estos casos siempre es una ayuda conocer el vocabulario especializado o la
jerga profesional con la que cuentan tus personajes, ¿Se quedó hasta la
primaria? Que se note. Haz frases cortas y sencillas para que se exprese,
¿Llegó hasta tercero de prepa? Que sus diálogos contengan algunas palabras
rimbombantes (así como esa palabra), y una que otra frase elaborada. No muchas.
3.-
¡Muletillas al rescate!
Para quienes no sepan, una muletilla
es aquella expresión oral o escrita que de vez en cuanto repetimos las
personas. Esto se da de forma inconsiente, así que puedes aprovechar el hecho y
acoplar una palabra o frase recurrente al vocabulario del personaje en
cuestión.
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¿Qué estarán diciéndose? |
Nada más ojo con esto. No vayan a
atascar la novela con un montón de “¡Chispas!”, “Ay mamá”, “Lo que se te
antoje” o la frase que ustedes hayan elegido para volver muletilla, porque el
lector puede llegar a hartarse de ver tantas veces las mismas palabras.
Lo mismo aplica para las groserías.
Y con esto llegó al final de esta
entrada, pero antes de irme mis clásicas preguntas. ¿Tienes problemas para
distinguir las voces de sus personajes? ¿Han leído algún libro en donde no
sabían quién carambas estaba hablando? ¿Alguna vez dejare la muletilla de
preguntar cuanta entrada se me ponga enfrente y…? Eh no. Eso último pueden
ahorrárselo.
Si les gusto la entrada ya saben que
los invitó a compartirla en cuanta red social les guste. Si quieren responder
alguna de las preguntas o solo me quieren arrojar de tomatazos, bien pueden
ponerlo en la caja de comentarios. No se les olvide que la invitación a la
newsletter sigue en activo. ¿Quieren enterarse de cuando sale el material extra
de mis páginas? ¿O de YouTube? ¿Están al pendiente del podcast? Todo eso y más
pueden descubrirlo si se suscriben a la lista de correos de la página.
Ahora sí, nos leemos después.
A cerrar la guía.
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