Hola a
todos.
Seguro se
preguntan porque nada más subí esta entrada en la semana.
Bueno, el
asunto comenzó así. El fin de semana pasado me enviaron a unas prácticas de
escritura creativa al estado, y como pueden suponer, no quería hacer todo al
aventón y preferí esperar hasta que estuviera bien feliz y descansada en mi
casa, para programar todas las entradas.
Cuando volví,
me dedique a stalkear mis redes para contestar mensajes atrasados y demás, y no
saben la noticia con la que me tope. Un tema tan tratado y a la vez tan poco
valorado que, contrario a mi regla de no colar información extra a la página,
no pude ignorarlo debido a la naturaleza de este. Quiero que esta entrada se
lleve todo el protagonismo de lo que queda de la semana.
Se preguntaran,
¿A qué rayos te refieres, Jess?
Nada más y
nada menos que a la piratería literaria. En específico, a la que tiene que ver
con la descarga ilegal de novelas y compendios de cuentos de autores.
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Así se ve mi letra después de 40 minutos ininterrumpidos de trabajo |
Sí, yo sé
que nadie está libre de culpa en este asunto. En su momento, cuando me
encontraba sin un centavo y en plena carrera, también llegue a cometer esa
metida de pata. Me pedían tantos libros que no podía comprarlos todos con la
beca de la universidad, y me veía en la obligación de descargar aquellos tomos
gordos y super caros que ni por error era capaz de costear.
Para mi
fortuna, esa situación está cambiando poco a poco. Ahora ya tengo una fuente de
ingreso que, aunque es modesta, me da lo suficiente como para costearme un par
de libros en físico al mes, otro par en digital y me alcanza para tres o
cuatro mangas de las series que sigo.

Un caso a
citar es mi copia del “Diccionario de símbolos” de Jean Chevalier, el cual
aunque me costó la terrible cantidad de 750 pesos mexicanos, vale cada centavo.
Es un libro que en definitiva me gustó y puedo usar de nuevo, sobre todo ahora
que ya estoy pensando en hacer maestría en escritura creativa.
¿Cómo conocí
ese libro? Por culpa de mi directora de tesis.
¿Y cuál fue
la primera versión que use? Una descarga proveniente de una página ilegal.
Por
supuesto, como este tengo otros libros que llegaron a mis manos en condiciones
similares, como “La enciclopedia de las cosas que nunca existieron” de Robert
Ingpen y Michael Paige.
Dios mío. Si
no conocen el librote, no saben lo que es sufrir. Este libro me costó un montón
de trabajo conseguirlo. Que si ya no había copias disponibles, que si estaba
agotado, que si lo descontinuaron, en fin, toda una odisea. Y como suponen, sí,
también llegue a descargarlo cuando creí que nunca lo encontraría.
Para mi
buena fortuna y, gracias a mi buen ángel glotón del que ya les he hablado antes
(Lezz), pude contactar con una librería que, ¡Lo tenía! Imposible. Yo no podía
creer mi suerte, y más cuando me dijeron que el tomo con el que contaban, ¡Era
una segunda edición! Impresa meses después de que yo naciera. Estaba que no
cabía de la felicidad y, con el libro por fin en mis manos, lo primero que hice
fue borrar esa horrorosa versión en PDF del mismo. Ya no requería de sus
servicios.
Así es,
cometí la falta, pero lo compense comprando los originales cuando pude hacerlo.
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Esos libros no se escriben solos. Dímelo a mí |
Ya dicho esto, les preguntó a ustedes.
¿Ya se
redimieron de su “error”, o siguen descargando libros de páginas ilegales como
si no hubiera un mañana?
Por qué les
recuerdo que nosotros como escritores también comemos, tenemos familia, gastos
de luz, agua, gas y otras cuentas por pagar. No nos alimentamos de aire, y en
definitiva no se pagan nuestros gastos con la ayuda de la varita mágica de
Dumbledore. Una parte de nuestros ingresos viene de los libros que escribimos,
así que ahora viene mi llamada de atención.
Por favor,
si ven una página de estas por la red o todavía se les hace fácil descargar
libros en sitios piratas, piensen en aquel tío que escribe poesía épica, en
aquella prima que ganó un concurso de microrrelato, en esa sobrina cuyo sueño
es publicar un libro y, piensen, ¿De verdad les gustaría que nadie valorara su
trabajo?
¿Piensan que
no lo vale, todo el tiempo que él o ella invirtieron en investigar, desarrollar
personajes, bosquejar escenas, corregir, editar o rehacer hojas enteras?
Hay les dejo
ese jalón de orejas, para que lo mediten con la almohada.
Si ya has leído
otras entradas y no te aburrí con mis kilométricos rollos, ¡únete a la página!
Recibirás información especial mucho antes que los demás y, te podrás enterar
que todo lo nuevo que subo, cada semana.
Nos leemos
la semana que viene.
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